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viernes, 1 de agosto de 2014

Ser jurado popular (III): Los 4 primeros días de juicio





Continuación...


Pues ahí estaba yo, sentada en primera fila junto a mis 10 compañeros. A nuestra izquierda estaba ubicado el juez con el secretario, que va tomando nota de todo lo que se dice en la sala. A nuestra derecha, un micro con una silla. Lugar por donde irían pasando los testigos y el acusado para aportar sus historias. De frente a nosotros se encontraba el juez del acusado, el fiscal y el acusado que fue el último en llegar, esposado y escoltado por la policía. Todo muy de película a la vez que chocante. 

Creo que los primeros minutos los pasé en un modo de aceptación, de terminar por creerme que aquello me estaba pasando a mi. Que era una responsabilidad enorme y que no tenía elección. Recuerdo que el abogado, el fiscal y el juez, nos dijeron que teníamos que empezar desde cero. Que aunque conociésemos la historia, no podíamos formar una opinión hasta que no hubiesen terminado todas las sesiones de juicio. 

Es como si te quitasen todos los sentimientos del cuerpo, te dejan vacía y dejas de ser tú. Yo pensé que sería difícil no tener un primer veredicto nada más conocer la historia, pero luego me di cuenta de lo responsable que te vuelves en situaciones de este tipo. 





Tenías que ser completamente neutral, ir apuntando todos los datos que te daban, preguntando todo sobre lo que tenías dudas. Estar atento en todo momento. Y así fue, durante los cuatro días de juicio, nada más que entrábamos en esa sala, dejábamos de ser nosotros mismos. No se como explicarlo, pero era tan grande el peso que teníamos que no eres capaz de distraerte ni un solo segundo en otra cosa. Había momentos en los que salíamos a una sala a descansar y recuerdo que apenas hablábamos entre nosotros. 


Los días se estructuraron de la siguiente forma...

Las sesiones duraban unas cuatro horas. Desde las 10:00 de la manaña a las 14:00 horas. 

  • Primer día: El primer día era en el que declaraba el acusado. Conocíamos la historia. Un homicidio.
  • Segundo día: Declaraban los testigos. Testigos que habían estado cerca cuando ocurrieron los hechos. Los propios policías que fueron al lugar donde se produjo el homicidio. Testigos que conocían la vida de la víctima y el acusado. Estos, coincidían todos, en que el agresor no era una mala persona. Era una persona que había vivido una vida terrible, un auténtico calvario. Y no por voluntad propia. En total, escuchamos a más de 20 personas. 
  • Tercer día: Era el turno de los forenses. Los forenses que practicaron la autopsia al fallecido y los forenses que examinaron al acusado. Fueron muy claros con las explicaciones. Nada de palabras raras ni tecnicismos. Mediante diapositivas nos informaron y aclararon todas nuestras dudas. Lo peor de todo, ver las imágenes del crimen y de la autopsia. Ves el cuerpo muerto, ves la herida, ves las pruebas como el arma,... A pesar de todo lo sangriento que puede ser una muerte, esta no había sido de las peores. Me explico, no había mutilaciones, ni ensañamiento, ni rostros desfigurados. Una persona adulta muerta, de una mala herida. "Nos consolamos" con que podía haber sido peor.  Podía haber sido peor, podían haber sido niños. Eso sí que no podría haberlo borrado de mi mente. 
  • Cuarto día: Entrega objeto del veredicto y deliberación. El abogado del acusado da su último coletazo y defiende a capa y espada a su cliente. Siento decir que el acusado tuvo mala suerte. El abogado era de oficio y de los malos. A mi parecer no supo llevar bien el caso. Un buen abogado podría haber hecho algo más conociendo la historia del acusado y del fallecido, después de haber escuchado todas las opiniones unánimes de los testigos.



Ahora venía la peor parte. Nos tocaba deliberar. Para ello te aíslan del exterior. Te quitan tu móvil y te meten en una habitación situada en el sótano del  juzgado, donde solo estaréis los 11 integrantes del jurado. Allí nadie puede escuchar lo que habláis. Solo teníamos un teléfono para llamar al secretario por si surgía alguna duda, y obviamente por si había algún problema tipo hay alguien mareado. Aunque no fue el caso.


No hay que inventarse nada. No escribes de tu puño y letra tus opiniones. A cada uno de nosotros nos dieron cinco folios. En ellos, aparecían 19 hechos. Todo estaba perfectamente explicado. Había hechos neutros, favorables y desfavorables. Hechos que eximían, atenuaban o agravaban la responsabilidad penal.

Cada uno de estos 19 puntos se leyó detenidamente, se debatió sobre ellos (unos eran más claros que otros) y luego se sometieron a votación. Eran hechos probados o no probados. Nos dejaron todo el material del que disponían para poder argumentar por qué habíamos tomado esa decisión. Es decir, tú no puedes probar algo por que tienes el pálpito o ves lógico que es así. Eso no sirve de nada. Tienes que argumentarlo con los hechos. Sino hay pruebas, no sirve tu opinión. 

Parece fácil pero lo haces con tanto cuidado, tanta responsabilidad y tanto tacto, que las horas pasan volando. Al poco de bajar llegó la hora de comer. Nos subieron al restaurante de los juzgados y nos pusieron el almuerzo. Al rato, otra vez al "zulo". Las horas seguían volando y aún no habíamos acabado. Ya estábamos avisados, todos traíamos nuestra bolsa de aseo y respectivos pijamas. Sabíamos que pasaríamos la noche fuera de casa en un hotel cercano.

Con las tripas revueltas y la cabeza saturada de tanta información, sales a media tarde de los juzgados, y te están esperando 3 coches patrulla de policía para llevarte a otro pequeño aislamiento. Esta vez con terraza y ventanas.






Continuará...






11 comentarios:

  1. Me parece súper interesante todo esto que nos estás contando. Voy leyendo cada "capítulo" de la historia con una intriga que ni te imaginas. Supongo que para ti no tuvo que ser una vivencia muy agradable por la responsabilidad que conlleva pero es una experiencia más al fin y al cabo. Claro, que yo estoy haciendo un máster en investigación criminal y este tema me llama poderosamente :)
    Muakss

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  2. Que ganas tenia de leer esta parte pero nos dejas a medias, eres mala!!! jajaja Que fuerte cuando he leído lo de la bolsa de aseo y pijamas, y yo que pensaba que en un día se solucionaba todo, con ganas de leer la siguiente parte.

    Besos

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  3. Ya hay ganas de leer el desenlace!!
    Besos!

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  4. Qué horror el tema de las fotos, aunque la sensación que me queda es que casi es peor ese peso de la responsabilidad que se ve tan presente todo el rato - como es lógico y me parece muy maduro y natural, pero duro - . Ya tengo ganas de leer la última parte.
    BESOS!

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  5. Terrible! Yo creo que no aguantaría lo de ver las fotos. A mi también me está gustando mucho tu forma de contarlo.
    Besos :)

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  6. uff espero no verme en el caso, te soy sincera, ojalá que no me toque nunca...

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  7. Sin duda es toda una experiencia, aunque la verdad, no te envidio nada de nada. Es demasiada responsabilidad.

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  8. Madre mia que responsabilidad! qué intrigada me dejas, saludos!

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  9. gracias por estas entradas viene bien saber de esta experiencia! besitos

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  10. gracias. la primera parte la he vivido, mañana es el día--

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